Mónica Moya
Yo soy Mónica Moya mi primer acercamiento con el Ayurveda fue hace como cinco años, tan solo escuche el término pero definitivamente no estaba preparada para esa nueva información, me dedique a estudiar la salud del ser desde un punto de vista espiritual. Hace dos años mi cuerpo sufría cambios, físicos y de salud que no comprendía. Me sentía muy mal, mis hormonas estaban en una revolución, mi cuerpo estaba inflamado, mis articulaciones me dolían y estaba malhumorada y cansada. Algo no estaba bien, pero mi cabeza me decía erróneamente: “ahora no tienes tiempo de enfermarte”. Mi mente y mi Hryd estaban muy ocupados disfrutando los pocos momentos que me quedaban con mis hijos, quienes estaban a punto de irse a estudiar fuera. Mis hormonas me traicionaban. Entonces fue que hice una cita con Gaby, mi médico Ayurveda. El raport que tuve con ella y su forma de tratarme fue diferente al de los médicos occidentales. Sus indicaciones me sorprendieron. Sin embargo seguí al pie del cañón sus consejos. Ella me instó a hacer cambios sutiles y de repente vi como mejoraba, pero no sólo mejoraba mi salud, algo estaba cambiando en mi interior, algo se modificó. Me sentía con mi energía vital (prana) elevada, sin dolores y con muchas ganas de descubrir esa ciencia que me había sanado. A partir de entonces, leí, tomé cursos, investigué, estudié el conocimiento de Ayurveda que quiere decir: Ayus- ciencia y Veda-vida (sánscrito). Esta bendición me fué llegando sin buscarla, pronto estaba inscrita en un diplomado, recibiendo una certificación. Me pasaban cosas curiosas, los cursos estaban a mitad de precio, o serían en línea por ejemplo: soy aroma-terapeuta y me encontré con un curso gratuito aroma-terapia ayurvédica o salía de viaje y frente a mi encontraba un mercado de especias Indú. Era como si el universo se confabulara para llevarme de la mano en adquirir conocimiento y mi mente (manas) no oponía resistencia. En poco tiempo me ví tomando clases desde la India, Chile, Colombia, Canadá y México.